Semblanza de Cristian Aliaga
por la profesora Cecilia Boggio
En 1981, Natalio Kirsnerman, profesor de la universidad, impulsor y descubridor de talentos, me convocó para ser jurado en un concurso de poesía para jóvenes. Leímos unos cuantos poemas y hubo uno que nos pareció excepcional, en un joven de 16 años. Decía algo así,
“Pude ser árbol y tener raíces,
pude ser pájaro y seguir volando,
crecí hombre
y me crié desesperado.”
Fue maravilloso. Cuando lo conocimos era un muchacho delgado, con cara redonda, muy agradable, nada jactancioso. Ahí empezó una relación que continuó por siempre. Lo invité al Colegio Nacional, le pregunté a la señora de Marcocia si podía traer un poeta para que leyera y discutiera con los alumnos, y me dijo que sí, y vino nuestro poeta. Cuando lo vio, la señora Marcocia se quería morir porque parecía un hippie con el pelo largo y con un bolso en bandolera. Bueno, en el curso, por supuesto, que Cristian Aliaga maravilló a los alumnos que tendrían cuatro o cinco años menos que él. Y luego Cristian entró a la carrera de Comunicación Social. Fue un alumno brillante, por supuesto. Yo lo recuerdo más que como alumno como compañero, como compañero de los demás alumnos. Los ayudaba muchísimo. Él entró después a trabajar un poco en la municipalidad. No me acuerdo bien en qué. Me acuerdo de que uno de sus compañeros de curso había ido a que lo ayudara a preparar parte de la materia. Y yo los encontré a los dos y supuse de qué se trataba, no voy a decir quién era el compañero de curso porque también es una persona muy famosa de Roca, pero fue tan lindo, tan lindo. Y entonces Cristian no bien publicaba una obra, me la mandaba. Bueno, como alumno te digo que fue brillante y qué más le voy a decir. Pero seguimos una relación muy linda, muy linda.
Él tenía problemas de salud renales y su madre le donó un riñón. Tan sólo tenía alrededor de 20 y tantos de años. Bueno, salió muy bien de la operación, todo bien. Y él después tuvo la oportunidad, ya recibido en Comunicación Social, de presentarse como profesor en Comodoro Rivadavia. Yo creo que ya casado, esa parte de la vida medio me quedó suspenso. Poco tiempo, unos años después, lo llaman a concurso su materia. La Universidad del Don Bosco y del Sur, como se llamaba en ese momento, me propuso como jurado. Uno de los jurados era Elena Huber, una profesora de griego de la Universidad de Buenos Aires, brillante. Bueno, el asunto es que a Cristian le tocó un tema que yo había propuesto, que era periodismo y literatura, así que fue una exposición única.
Seguimos comunicados siempre. Cuando venía y publicaba un libro nuevo, lo presentábamos. Y después él fue a Puelo, a través de Fundación Antorchas, hizo un curso muy importante al cual fueron por concurso varias personas, entre ellos Carina Nosenzo, que era ayudante mía en la facultad en ese momento. El curso fue dado por los mejores escritores del momento. Era un curso sobre poesía y narrativa. Después también en Lago Puelo él sufrió el incendio de su casa y de toda la biblioteca que tenía, que tenía no sé cuántos libros. Por suerte su obra estaba en Internet, pero fue un golpe muy duro para su vida. Además de su propia obra público una muy completa antología de cuentos patagónicos. Y acá termina mi relación tan hermosa y en este momento tengo un gran dolor por su muerte. Tanto para dar tenía todavía y seguía escribiendo.
(Esta es la transcripción de la semblanza que hizo Cecilia Boggio para Antena Libre y que pueden escuchar en https://www.antena-libre.com.ar/2024/04/17/fallecio-el-reconocido-periodista-patagonico-cristian-aliaga/)