Una de las etapas claves en la formación académica universitaria son los últimos pasos antes de recibir el título. En el caso de la Licenciatura de Comunicación Social, la tesis constituye el cierre de un ciclo. Abril Lagos, nacida en Neuquén pero actualmente residente en General Roca, cursó las orientaciones de gestión y producción además de locución. Su tema de tesis fue “Condiciones de trabajo en el diario Río Negro y LM Neuquén. Una aproximación desde la Economía Política de la Comunicación”. Abril rindió y aprobó la tesis. Conversamos con ella sobre un tema, que más allá de lo académico, refleja el estado de situación de los profesionales que se desempeñan en los principales medios de comunicación del norte de la Patagonia.
Autor: Mg. Marcelo Miranda
-Yo, en realidad, hice dos orientaciones. Mi orientación principal fue Gestión y Producción pero cuando vi que estaba también locución me plantea que no podía dejar de tener ese conocimiento, sobre todo me parecía muy interesante la materia de doblaje. Ingresé a la carrera pensando en la prensa gráfica y después cuando empecé a cursar Introducción a la Gestión, me gustó mucho la materia, la parte estatal, de planificación. En el caso de locución tuve la veta de creatividad plena de conocer mi cuerpo y sus posibilidades expresivas que me ayudaron a complementar toda la parte radiofónica que brinda la orientación Gestión y producción. Pude cursar, aparte de Comunicación Radiofónica, Producción Radiofónica, donde soy ayudante hace ya varios años. Me parece que locución me ayudó mucho a complementar la formación que venía de la otra orientación.
Un tema crucial es la tesis, etapa, incluso, que algunos no pueden superar. En tu caso ¿Qué tema elegiste y porqué?
-Llevar a elegir el tema me llevó mucho tiempo. Cursé el taller de tesis 3 veces. El primer año no lo llegué a terminar, el segundo año regularicé pero con un tema que no me terminaba de cerrar y por eso no había podido rendir el final tampoco. Finalmente, en el 2021, volví y me animé, sobre todo con el tema de la virtualidad, porque en ese momento había vuelto a vivir en Neuquén. Me animé a cursar el taller porque quería pasar de nuevo el proceso de aprendizaje y estar acompañada por la cátedra. Justo, en ese momento estaba trabajando y veía que había un contexto de movilizaciones de periodistas que pedían mucha visibilización. Eran periodistas de la Mañana de Neuquén y el diario Río Negro y al mismo tiempo estaba buscando, en el marco del taller, en que me podía llegar a interesar alguna cuestión académica para tomarlo como un tema de tesis. También estaba pensando anotarse a las becas de estímulos a las vocaciones científicas, que finalmente accedí del CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) y estuve revisando clases virtuales que tenía de Economía Política de la Comunicación, que yo ese final lo debía todavía y dije “voy a aprovechar esto de la virtualidad y hago una especie de recursada, como oyente. Yo ya la tenía regular (la materia). Para preparar el final veo una clase de Pablo Schleifer que decía que uno de los temas de investigación era, desde la Economía política de la Comunicación, las condiciones de trabajo contada por las Industrias Culturales. Así que a partir de ahí dije ”bueno, claramente esto puede ser un tema que me interpela mucho a nivel cotidiano porque yo también soy trabajadora. En ese momento era trabajadora de prensa además es algo que me interpela mucho a nivel personal porque toda la cuestión social, la justicia social, me interpela mucho. Ahí lo pude comprender desde el ámbito puramente académico. Me empecé a contactar, primero con Lorena Riffo (docente), con las clases de consulta para el final. Sobre el final, contacté a Pablo cuando ya tenía el tema armado, le pedí que sea mi director de Tesis y de beca y aceptó. Entonces comenzó el camino pleno hacia la tesis que exploré desde la economía política de la Comunicación.
¿Qué autores utilizaste para el marco teórico?
-Me sirvió muchísimo volver a tomar las clases de Economía Política de la Comunicación. Usé mucho del programa que armaron Pablo y Lorena. Los autores clásicos como Gram y Zallo, más que nada, para aprender sobre la Economía Política de la Comunicación como disciplina y estuve muy apoyada sobre los estudios sobre las Industrias Culturales, la convergencia, con Becerra que es uno de los grandes exponentes. Después trabajé con autores “mas nuevos”, muchas lecturas del capitalismo cognitivo y me acuerdo de Sierra Caballero. Muchos autores y autoras que surgieron del programa y que después de las lecturas esas y de varias tesis doctorales de la misma temática fui sacando material.
¿Qué metodología utilizaste?
-Lo que hice fue, cuando estaba en el taller de tesis, empezando a formular el proyecto, ¿Cómo indagar sobre las condiciones de trabajo? Primordialmente pensé en una encuesta que terminé armando y distribuyendo por “bola de nieve”. Arme un formulario de Google pero dije “acá me falta algo”, que quiero conocer más. Quizás me quedo “corta” con el cuestionario o me va a faltar de lo que yo pretendo o lo que tengo más o menos en la cabeza. Entonces se me ocurrió profundizar con periodistas que me respondieron con el cuestionario por lo que hice un muestreo que fue no probabilístico y por juicio después de lo cual entrevisté a las personas seleccionadas. Terminé cuando encontré el punto de saturación, que le decía a Pablo (Schleifer) “no se cuando va a ser” pero me dijo “ya te vas a dar cuenta”. También busque mucha información documental, histórica, sobre los medios como parte del análisis para poder dimensionarlos con su capacidad productiva, comprender de la estructura de propiedad que tienen. Encontré bastante bibliografía que hablaba de la estructura y después, lo que hice, a partir de haber armado la estructura metodológica, que fueron las primeras dos etapas, primero la búsqueda de información y después el armado del cuestionario de las entrevistas. Me contacté con periodistas de otros medios, les mandé mensajes de WhatsApp preguntándole con cuantas personas estaban trabajando y bajo que figura, como monotributista o en relación de dependencia. Después sistematicé toda la información, los resultados de la encuesta, armé gráficos de torta; con las entrevistas fue ponerles seudónimos a todas las personas que fueron informantes claves, por un tema de confidencialidad, al igual que la encuesta. Transcribí todo, clasifiqué por la temática que más surgía por lo que terminé armando 15 categorías. Si la oración que estaban comentando era sobre el paro, le puse paro, si surgía información de otra cosa tenía una “hojita” de observaciones. Pregunté por géneros, hice frases cortas y volví a las entrevistas transcriptas como para tener contexto y ver cuanto voy a necesitar transcribir en la tesis. Lo que hice fue jugar la información del cuestionario con las entrevistas, ahí fue que encontré que había muchas respuestas que eran contradictorias entre sí lo que me permitió hacer el análisis más rico. Fue una triangulación que traté de armar.
¿Cuál fue el resultado, cuáles fueron las conclusiones después de todo este proceso?
-En todas las conclusiones, algo que me gusta lo que pasó, es que se me abrieron más preguntas que respuestas, es algo con lo que terminé la presentación. De las certezas que tengo es que va en línea con todo lo que viene estudiando autoras y autores antes que yo y que es la cantidad de empleado precarizado que existe en el periodismo. Más allá que estas empresas de mayor capacidad y peso específico de Río Negro y Neuquén, sus trabajadores están precarizades, están en relación de dependencia pero pasan muchas situaciones donde su actividad pasa como actividad prescindible, donde no tienen reconocimiento económico, el reconocimiento simbólico suficiente, donde hay acuerdos individuales que desbaratan las acciones colectivas, donde no todo el mundo tiene la instancia de negociación. Me di cuenta que estos medios están “súper” atravesados por la conflictividad social, les periodistas están atravesados por esa conflictividad social. Algo que aprendí con esto es que el periodismo regional es un actor central en la construcción simbólica de la conflictividad social y les periodistas no tienen las mismas posibilidades de visibilización que tienen los demás sectores de la sociedad porque son elles quienes hablan del paro docente, de algún problema en los barrios porque son su patronal las que manejan los medios de la región entonces eso me pareció importante como para poder entender. Parte de mi motivación contribuir al campo del conocimiento y también visibilizar.
Abril tiene proyectado continuar en el camino de la investigación académica apuntando a obtener una beca del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) además de seguir con su tarea de ayudante de cátedra en la materia Producción Radiofónica.
La docencia y la investigación son dos de sus puntales a la hora de proyectar su futuro que tiene como eje el territorio de la Comunicación.