Se cumplen 56 años de la represión militar que se ensañó contra las Universidades, docentes y estudiantes, con un saldo de 400 personas detenidas y la destrucción de laboratorios y bibliotecas universitarias. El 29 de julio de 1966 es el origen del cercenamiento de las libertades democráticas, los planes de ajuste y la persecución sindical y política.
Este infortunado episodio acarreó para la cultura nacional el despido y la renuncia de 700 de los mejores profesores de las universidades argentinas. En una carta de lectores publicada el 3 de agosto de 1966 en The New York Times, el Profesor de Matemáticas en Massachussets Institute of Technology y en la Universidad Nacional de Buenos Aires Warren Ambrose, testigo presencial aquella noche, expresaba:
«Parece simplemente reflejar el odio para mí incomprensible, ya que a mi juicio constituyen un magnífico grupo, que han estado tratando de construir una atmósfera universitaria similar a la de las universidades norteamericanas. Esta conducta del Gobierno, a mi juicio, va a retrasar seriamente el desarrollo del país, por muchas razones entre las cuales se cuenta el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del país».