Las «Jornadas de Violencia de Género» se desarrollaron este lunes y martes en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, con la exposición de las panelistas María Soledad Gennari y Débora Roxana Valle, del Tribunal Superior de Justicia de la provincia de Neuquén (el lunes 1); Mery Catrileo Salazar, docente de la carrera de Trabajo Social, consejera directiva y profesional autorizada por el decano a recibir denuncias en el marco del Protocolo de Violencia; y María Angélica Acosta, asesora de la UNCo en materia del Protocolo (el martes 2).
La mesa de apertura del lunes y martes estuvo presidida por la Vicedecana Abog. María Raquel Calvo y la Secretaria Académica Abog. Ana Zinkgraf, con un Auditorio en el que predominó el público estudiantil universitario, graduados, docentes, no docentes y personal de fuerzas de seguridad locales.
Primer día, una introducción al tema
La vicedecana Calvo destacó «la participación de dos egresadas de nuestra casa de estudios (Gennari y Valle), a las que hemos visto en cursos de postgrado. Hoy, como disertantes en un tema que nos preocupa y nos llama a ocuparnos, para que las relaciones de desigualdad que se materializan en el tema género en las prácticas cotidianas, podamos reflexionar en ello y a partir de allí poder cambiarlas.
«En los últimos años se ha evolucionado mucho desde lo formal en el reconocimiento de los derechos en materia de legislación, sin embargo, en ese paso desde el reconocimiento efectivo a la práctica, todavía hay que hacer algún trabajo. Estos momentos de reflexión son buenos para avanzar en el ejercicio pleno de los derechos humanos por parte de todos y todas», dijo.
La Dra. María Soledad Gennari es la titular de la Oficina de la Mujer y Débora Roxana Valle es la responsable técnica de esa oficina del Poder Judicial de la provincia de Neuquén, la que fue creada en el 2016 con el objetivo de «incorporar la perspectiva de género en la planificación institucional y en los procesos internos del Poder Judicial, con la finalidad de lograr equidad de género no sólo de los usuarios del sistema de justicia sino para todos y cada uno de los que trabajan en ese sistema de justicia».
El proceso necesario de reflexión iniciado ayer busca aprovechar la vasta experiencia de las dos disertantes para continuar avanzando en la equidad de género, de manera que permita desarrollar una convivencia libre de violencia en el ámbito de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Las dos profesionales son graduadas de la carrera de Abogacía de la FADECS-UNCo, María Soledad Gennari en 2002, y Débora Roxana Valle en 1995 y luego fue docente de esta casa; en la actualidad, Gennari preside el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén y es titular de la Oficina de la Mujer del Poder Judicial, y Valle es directora de la Oficina de Acceso a la Justicia a personas en condición de vulnerabilidad.
Comprender el contexto de violencia
La Dra. Gennari expresó sentir «el alto honor de compartir un espacio de formación en la universidad, con una doble connotación, por lo profesional, y por lo subjetivo o emocional ya que la universidad es parte de mi historia». La primera pregunta estuvo referida al modo auspicioso en que los asistentes vivieron la jornada, por la devolución que significa capacitarse en una tema de absoluta vigencia.
Dra. María Soledad Gennari. La perspectiva de género es un tema del que se habla mucho y, a veces, se profundiza poco en determinados ámbitos. Y, dentro de la falta de perspectiva de género que genera la discriminación, aparece la violencia. A veces, en determinados lugares que inciden en las políticas públicas, se habla mucho y se profundiza poco, por eso tratamos de transversalizar nuestra propuesta de sensibilización en la temática perspectiva de género, violencia doméstica, trata y explotación sexual, que es lo que estamos dando en el Poder Judicial.
Hoy vamos a abordar el módulo perspectiva de género, a tratar de trabajar en el auditorio todas esas cuestiones que hacen que reflexionemos y rompamos los estereotipos que perpetúan la violencia contra la mujer.
Pregunta. ¿Cuál es la forma en que lo presentan?
R. Tenemos una gran plataforma audiovisual, de un material elaborado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en conjunto con Naciones Unidas. Es material validado por estos organismos, junto a Débora somos replicadoras (docentes) de la Corte en estos temas, y podemos formar a otros replicadores en género para dar este tipo de capacitación.
La introducción es teórica y luego presentamos videos de sensibilización, con un componente importante de impacto, son fuertes, con la intención de develarnos o autorevisarnos. Estas conductas que tenemos tan naturalizadas o estas imágenes como son los estereotipos, que son rígidos, procuramos romper con eso y compartir después de cada ejercicio un debate grupal.
P. En este hablar y profundizar los temas que usted propone, y frente a los hechos aberrantes que con frecuencia toman estado público, ¿corresponde ser optimista en cuanto al camino que se transita?
R. Lo que hay es otro grado de conciencia, de visibilidad y atención. Antes, por ejemplo, no se hablaba de femicidio, hoy la sociedad comprende lo que significa o el contexto de violencia, se caratule o no como femicidio. Hoy, se reconoce a la mujer víctima de violencia, no hace mucho tiempo a la mujer víctima de violencia se la segregaba de algunos ámbitos.
En el Poder Judicial, al día de la fecha, tenemos formados alrededor del setenta por ciento del personal. Esto habla de una política pública que tiene su diseño y su planificación. La Oficina de la Mujer hace diversas tares, aparte de dar los talleres con los tres módulos (perspectiva de género, violencia doméstica, y trata y explotación sexual).
Este último tema es fundamental en el trabajo provincial, al terminar cada módulo tenemos hemos sensibilizado por lo menos a entre treinta y sesenta personas por módulo, que son capaces de detectar una situación de trata de personas, en el lugar donde estén. Comprender el origen de este crimen organizado que requiere tanta colaboración desde las partes que lo facilitan.
Hoy, para nosotros, es una política del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, lo estamos profundizando y, además, estamos dando talleres para el Poder Ejecutivo, por ejemplo en el área de la Subsecretaría de Familia, que es crítica, en el Consejo Provincial de la Niñez, y ahora estamos proponiéndole al Poder Ejecutivo empezar a capacitar con estos talleres a todas las fuerzas de seguridad. Esta experiencia se está llevando a cabo en policía penitenciaria. Nosotros consideramos que es una línea de trabajo en el marco de una política a largo plazo, porque la policía no sólo toma denuncias y asiste a las víctimas sino que son auxiliares del Poder Judicial.
Segunda parte, frente a un nuevo escenario
El segundo día, Mery Catrileo Salazar y María Angélica Acosta abordaron las violencias en la FADECS, en un recorrido sobre el concepto de violencia en el nuevo escenario, en el que es tema de agenda dentro del espacio universitario. El marco en que se afirma este proceso se origina a partir de la sanción del Protocolo de Intervención Institucional ante denuncias por situaciones de Violencia sexista en el ámbito de la Universidad Nacional del Comahue (Ordenanzas 1281/13 y 1572/14).
La abogada María Angélica Acosta expuso sobre aspectos de la Ley Nacional de Violencia de Género que involucran consideraciones que atañen en forma general a las instituciones y en particular al ámbito universitario. Además, se refirió al protocolo vigente en nuestra Universidad, una de las casas de estudio que cuenta con esta herramienta legal para el tratamiento del tema.
No es ajeno al nuevo contexto, las distintas corrientes de movimientos de mujeres que se desarrollan en la sociedad argentina en los últimos años y que habilitó a que se comiencen a cuestionar las prácticas vigentes e instalar nuevas. En este sentido, «la FADECS no puede estar ajena y no lo ha estado ya que fue una de las primeras en instrumentar el protocolo de violencia sexista que se sancionó en la UNCo», nos dice la Lic. Mery Catrileo Salazar.
Pregunta. ¿Cómo fue esa apertura?
Respuesta. La aprobación del protocolo marcó un camino a recorrer y es un hito importante en nuestra facultad para pensar en nuevas relaciones entre varones y mujeres, y en los distintos géneros o en las cuestiones diversas. También pone de manifiesto que hay un posicionamiento en formas diferentes del tratamiento de las masculinidades, ya no se habla de las mismas relaciones que existían hace algunos años atrás. El escenario se reordena pensando mujeres y varones en otras posiciones.
P. ¿Cómo se viabiliza hoy frente a un caso concreto?
R. En este momento, la forma de viabilizar es mediante el uso del protocolo como un instrumento concreto de dispositivos con los que se hace frente a la violencia para su erradicación. Y quien lo materializa como espacio de contención es Bienestar Universitario con los equipos técnicos.
Hay que llevar adelante campañas de sensibilización para que esos instrumentos sean viables, sean tomados por la comunidad universitaria como cuestiones de empoderamiento y de fortalecimiento de nuevas formas de relación. Los hechos de violencia son históricos, lo que ocurre hoy es que está en la agenda y la facultad se pone a la cabeza para erradicarlas junto con quienes lo iniciaron, que en esta facultad fue la comisión de mujeres.
P. Y en el día a día ¿cómo se promueven nuevas formas de relación?
R. Se hace en el día a día e implica deconstruir prácticas que tenemos incorporadas, implica que los docentes nos repensemos en las relaciones con nuestros alumnos, de que manera impartimos el conocimiento, como socializamos y como rompemos estas estructuras. No es fácil, sobre todo en la universidad en donde históricamente ha habido una situación de poder muy fuerte. Por eso decía que estamos en un nuevo escenario en el que tenemos que pensarnos en función de relaciones diferentes.
P. En ese sentido, estas jornadas serían un disparador para esa tarea de sensibilización a la que te referís.
R. Este es el punta pie inicial para generar otros espacios, la idea es formar capacitadores, replicadores que se ocupen de sensibilizar acerca del modelo patriarcal que tenemos incorporado, lo que implica democratizar las relaciones en la familia tanto como en las instituciones en las que uno se encuentra.
P. Y en tu caso, ya no como expositora hoy sino como profesional y sobre todo como docente de la casa, ¿que cuadro observas?
R. Se están repensando algunas relaciones, hay un movimiento que empieza a generar ruido y es importante. En cuanto a la aplicación del protocolo, lo que generó es el cuestionamiento de algunas prácticas que se llevan adelante, a desnaturalizar algunas relaciones que hay entre docentes y estudiantes o entre los propios estudiantes.
Es un camino distinto e interesante para seguir pero, como en todas las cuestiones, no hay un consenso unánime. Sin embargo, el hecho de que se hayan denunciado algunos casos, más allá de cómo se armó, son muestras de que se intenta un cambio. Todos los aportes que se hagan desde los distintos espacios son importantes, en un proceso lento de rearmado del tejido después de todo lo que pasó en la FADECS, no se hace de un día para el otro.