La estudiante Maria Guadalupe Reyes Zenteno (Universidad Autónoma del Estado de México, UAEM) llegó a la Universidad Nacional del Comahue en febrero de este año, en el marco del Programa de Movilidad Internacional que la UNCo tiene por convenio con la Universidad Autónoma del Estado de México (Toluca). A pocos días del regreso a su país, que se producirá el próximo 31 de julio, nos contó como ha sido su experiencia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, asistiendo a los cursados de Derecho Comercial II, Derecho Social y la Orientación Derecho de los Recursos Naturales (de tercer año de Abogacía).
La joven desarrolló un cursado en el que «tener más de un docente me permitió avanzar rápido con el programa, y en las clases aprendí a vincular los temas por medio de una vista general de las unidades. Esta metodología me hizo adquirir una forma propia de organización», dijo Maria. Pero no estaba sola, la acompaño como tutor o guía el estudiante de quinto año de Abogacía Diego Yllera, quien aprovechó su experiencia de intercambio hecha en la Universidad de La Rioja (España), sobre todo en la materia Recursos Naturales que cursaron juntos.
Este apoyo le fue de mucha utilidad al momento de las dudas, en la obtención de los materiales y en la asistencia y toma de apuntes en las cursadas. Uno de los aprendizajes que se lleva es a «poner la atención en todo, y a estudiar todo el material. Asimismo, conocí lo que era un recuperatorio y que existe un receso para rendir finales, algo de lo que no tenía información».
A su llegada a la zona sus expectativas eran «conocer nuestro país y disfrutar de los asados argentinos»; tras cinco meses en la región, lo que más le costó fue «adaptarse al frío y a la comida. De estar acostumbrada a tres o cuatro comidas al día, siendo estudiante sólo comes dos veces en el día», nos comenta con una sonrisa.
Tuvo la oportunidad de conocer Bariloche, San Martín de los Andes y Villa La Angostura; dos cosas que nunca había hecho, viajar sin su familia y hacer excursionismo. «Al regreso me recuperaba con la cocina y disfrutando los chocolates barilochenses, en los que encontró un buen ayuda memoria a la hora de los exámenes». Por otro lado, «la experiencia del día a día le demostró la necesidad de mantener limpia la vajilla, la ropa y preparar la comida con tiempo»; mientras que, «por ser una de las mayores de la residencia, le vino la imagen de su madre y su permanente preocupación por la hora de regreso luego de las salidas nocturnas».