
RECUERDOS DE LA INFANCIA
Por Glasiel Noemi Leal
A las 5 de la mañana, ella solo veía la sombra desvanecerse por la puerta de la habitación, llamó a su madre más de tres veces, pero no obtuvo respuesta. Se sintió obligada a seguirla y, al hacerlo, escuchó la familiar frase: «Tengo que ir a trabajar». Allí, en el umbral de la puerta, aún en pijama, la despidió mientras la veía pedalear para irse. Al entrar en la casa, encontró a su segunda madre, su abuela, quien le preguntó con ternura si quería que le contara un cuento o si prefería ir directamente a desayunar.