Sergio Ávalos era estudiante de la carrera de Contador Público en la Facultad de Economía y Administración Universidad Nacional del Comahue. El joven de 18 años, nativo de Picún Leufú, concurrió con tres amigos al local bailable «Las Palmas» el 14 de junio del 2003, y desde ese día está desaparecido. En ese momento gobernada la provincia Jorge Sobisch (MPN), su vice era Jorge Sapag, y Ana Pechen era rectora de la UNCo.
La custodia del boliche la realizaba personal del Ejército y de la Policía Provincial. El sistema de seguridad se componía de 40 cámaras que dejaron de funcionar en el momento de la desaparición de Sergio Ávalos. Un grupo de policías fue visto por testigos, golpeando en el baño a una persona de características similares al estudiante desaparecido (testimoniales en el propio expediente).
Otros testimonios indican que el personal de seguridad del lugar habría golpeado salvajemente a una persona en el baño, el mismo día y aproximadamente a la misma hora en que Sergio Ávalos fue visto por última vez. Además, en declaración testimonial una persona dijo haberse encontrado con alguien que habría visto a Ávalos muy lastimado y cautivo por personas pertenecientes a la fuerza.
La Universidad Nacional del Comahue fue declarada Amicus Curiae (amigo del tribunal) en 2012, esta figura legal permite expresar opinión fundada sobre la causa.
El Consejo Superior de la Universidad Nacional del Comahue presentó, en diciembre de 2013, el cambio de carátula en la causa para que pase de «averiguación de paradero» al de «desaparición forzada de persona». La Sesión extraordinaria se realizó en la calle, frente al juzgado Nº 3. El abogado de la familia Ávalos, Luis Virgilio Sánchez expresó que el cambio permite investigar “a la policía, a las fuerzas de seguridad de la Provincia, por que son los datos que surgen de las primeras fojas del expediente”.
En 2014, la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, dictaminó que el crimen de Sergio es una Desaparición Forzada de Persona, y que es de Lesa Humanidad, por existir aquiescencia del Estado.
El perfil de Sergio lo muestran como el menor de los hijos de un matrimonio grande, Asunción y Margarita. A muy corta edad, cayó de un árbol al que había trepado, fracturándose el brazo izquierdo y, producto de una mala praxis, quedó reducida la movilidad del brazo. Él se encargó durante su vida de esconder esa afección física, a la vez que generó que su familia le brindara una mayor protección, algo que ya recibía por ser el menor.
La crianza de Sergio en un pueblo pequeño lo llevaron a concebir la idea de que su vida no entrañaba peligro alguno, un factor que le forjó una personalidad que no identificara riesgos. Una fuente reservada especializada advirtió que “esta suerte de supra protección que tenía Sergio, muy probablemente haya dificultado la capacidad de anticipación o cierta perspicacia para detectar situaciones problemáticas”.
«Amigos y familiares confirmaron que no participó en riñas ni consumió drogas. Tampoco hubo consumo excesivo de alcohol, nunca tuvo una borrachera típica de adolescentes. Las únicas mentiras que se permitía, salían a la luz en las tardes de truco y mate con sus amigos del barrio en Picún Leufú».
La FADECS-UNCo exige, a 20 años de la desaparición de Sergio Ávalos, el esclarecimiento de los hechos así como la determinación de responsabilidades y el juicio y condena de los autores del mismo.
(Fuentes La Izquierda Diario, Radio Antena Libre, ANRed, LM Neuquén, Página 12, diario Río Negro)